La pretemporada, para muchos la parte más odiada del año, y para otros las más importante y querida. Son seis o siete semanas dónde el componente físico es más alto, dónde se realizan un gran número de sesiones y grandes cargas de trabajo para conseguir un estado físico óptimo de cara a la temporada, innumerables partidos amistosos, concentraciones, dobles sesiones, es mucha la carga física y psicológica para el jugador y cuerpo técnico.
Estoy de acuerdo, la pretemporada es momento para conseguir un estado físico óptimo, pero lo mejor de todo como entrenador de fútbol, es que es sin duda la parte de la temporada dónde vamos a definir cómo jugará el equipo, en esas seis o siete semanas vamos a definir el modelo de juego, sesión a sesión trabajaremos los conceptos que queremos ver en nuestro equipo, y los jugadores conozcan y trabajen para llevarlo a cabo durante la temporada. Es el único (o casi) dónde el próximo rival no me importa, sino que decido que es un entrenamiento más y deben llevar a cabo los conceptos aprendidos a la práctica frente a otros jugadores con distintas características y modelos de juego.
Durante este período el equipo debe conocer como será el estilo de juego desde el comienzo, para mí desde la primera sesión, que es necesario un óptimo acondicionamiento físico, de acuerdo totalmente, pero también debemos preparar al equipo tácticamente y mentalmente para la competición que se acerca sesión a sesión, sino conseguimos que absorban esos conceptos desde el principio, no llegarán al primer partido con las ideas claras de que hay que hacer con posesión y sin ella, si jugamos elaborado o directo, todas estas cosas que parecen pocas, es importante que lo conozcan y sepan para comenzar la temporada sabiendo que y cómo jugar. Por ello la pretemporada es para mí más importante a nivel táctico y psicológico, que físico.